Nuevos paradigmas para el sector
El sector inmobiliario tendrá que buscar nuevos retos y nichos de mercado. La expansión del coronavirus, y sus efectos en los hábitos sociales, imponen nuevas necesidades en compradores e inquilinos en busca de vivienda.
Por otra parte, debido al aumento de las compras online, la pandemia ha producido un gran auge en todo el sector logístico, que probablemente se mantendrá más allá de la desescalada. De ahí que los edificios y terrenos para las grandes plataformas de distribución, pueden ser una oportunidad de inversión dentro de esta crisis.
También va a cambiar la manera de comprar y vender casas e inmuebles a través de agencias.
Los grupos inmobiliarios buscan acercarse al cliente por todos los canales disponibles (anuncios, vallas, marketing telefónico, redes sociales…) y acompañarlo en todas las fases del proceso de compra de una vivienda.
También se tiende a la digitalización en este mercado (visitas a los inmuebles mediante realidad aumentada, redes sociales…). Las visitas físicas a inmuebles estarán acompañadas de medidas higiénicas y de prevención.
Incluso el diseño y la construcción de viviendas podrían cambiar tras la pandemia, tratando de primar la prevención, redefiniendo la áreas comunes y diseñando para minimizar el contacto de los usuarios con superficies ajenas a su hogar. Además del emplazamiento de la vivienda, cobrarán nuevo protagonismo la luz natural, los jardines, los espacios de teletrabajo y los balcones y las terrazas.
Aprendiendo de la crisis
Es posible que, mientras no exista vacuna contra la COVID-19, haya rebrotes, o que aparezcan nuevas enfermedades contagiosas. Por tanto, usemos esta experiencia para estar preparados para esos nuevos escenarios.
Tanto el turismo como la construcción son sectores básicos en nuestra economía. Esta pandemia y esta crisis pasarán, pero se debería aprovechar este “tiempo muerto” para mejorar e innovar en estos sectores en los que estamos especializados.
Pasadas la emergencia sanitaria y económica, los cambios en la demanda de viviendas podrían ayudar a conseguir una mejor distribución territorial de la población, mejorando los problemas de la España vaciada.
Por otra parte, sería una pena no aprovechar la oportunidad para dejar de tener ciudades para los coches (tal y como hemos constatado al salir a pasear en estos tiempos de confinamiento), y promover el uso de la bicicleta y los carriles bici para los desplazamientos. Y si hay que utilizar el coche que sea preferentemente eléctrico. Usemos esta crisis como oportunidad para renovarnos, innovar y construir un futuro mejor.